Adicionalmente del interés que despiertan las justas deportivas, algo inusual ha llamado la atención del país, incluso en primeras planas, cuando se ha mostrado como las medallas de los deportistas presentan un error en su escritura: en lugar de decir "The World Games" dice "The Word Games" (Los juegos de la palabra).
Este error no solamente ha sido tomado con todo tipo de burlas y comentarios sino que ha generado una serie de cuestionamientos a partir del trabajo de revisión que cumplen nuestros clientes.
Un amigo me pedía reflexionar sobre este tema, especialmente por mi compromiso como docente, no sólo se trata de criticar o burlarnos, sino de analizar lo que puede traer esto de fondo; trataré de cumplir con el pedido de mi gran amigo y colega:
- Si analizamos fríamente el tema, en verdad es imperdonable el error, no sólo por la ilusión que una presea significa para los deportistas, sino porque es una burla al trabajo de ellos.
- Se trata de un evento de grandes dimensiones y de interés del Comité Olímpico Internacional, no es un evento local o nacional, es mundial, y no se evidencia compromiso por parte de la administración.
- Nuevamente, y leyendo la prensa nacional, se hace clara la falta de responsabilidad y profesionalismo de los entes relacionados con las justas deportivas; en esta ocasión volvieron a inculpar a los proveedores de las medallas alegando que ellos hicieron mal su trabajo, eso es innegable, pero la responsabilidad es compartida en la medida que cliente y proveedor deben velar y revisar que los productos entregados se hagan a satisfacción, no de forma improvisada y apresurada.
Desde la publicidad qué podemos hacer? Desgraciadamente frente a un error como este sacar una buena campaña divertida, con toques de burla, no es la mejor solución para el COI (aunque sería la más lógica), obviamente algunos han osado en convertirla en la nueva campaña de Open English como lo hemos visto en redes sociales e incluso algunas escuelas de inglés la han tomado como ejemplo para impulsar sus programas académicos, pero para el comité organizador, esto no tiene una solución a nivel de imagen para este organismo.
*La mascota de los Word Games
En algún momento comenté algo sobre un caso similar donde para muchos clientes es posible entregarle toda la responsabilidad al proveedor, una forma fácil de evadir su compromiso con el proceso creativo.
Si bien es cierto muchas veces al equipo de la agencia, a los diseñadores, a los proveedores y por supuesto, al cliente, se le pueden pasar cosas por alto, también es cierto que parte de la labor del equipo creativo es velar por la perfección en el desarrollo y producción de piezas para nuestros proyectos.
Más allá de pensar en una campaña que pueda limpiar la imagen de los juegos o más bien de la organización de los mismos, es hora de reflexionar sobre el compromiso que asumimos cuando se trata de eventos y actividades para nuestras marcas.
Sin embargo, algo que definitivamente no se debía hacer (y es lo que están haciendo nuestros amigos del COI) es "arreglando" el problema improvisando sobre la marcha: en este caso, con la ayuda de un láser, están remarcando las medallas para incluir la letra L que faltaba (¿?). No es posible improvisar, no es posible culpar a terceros, cuando la marca comete un error o permite que otros los cometan en su nombre no es una opción viable.
Un evento se debe gestar con claridad en sus objetivos, en sus requerimientos técnicos, legales, de personal, publicidad, etc. Todo debe ir en una secuencia lógica conservando con estricto cumplimiento los tiempos para evitar las improvisaciones y los errores de última hora. Por desgracia, cuando se trata de eventos confiamos en proveedores que son reconocidos y depositamos en ellos toda la responsabilidad de un proyecto, a menos que nuestra agencia tenga control total en la producción del material, es imposible determinar la capacidad real de un tercero para cumplir con sus compromisos.
Desde el momento en que se piensa un evento y se aprueban presupuestos, es ideal comenzar la producción de piezas (publicitarias y propias del evento), solicitud de permisos necesarios y por supuesto, la reserva y contratación del espacio donde se realizará el evento. A partir de la contratación de estos elementos, se continúa con aquellas que se consideran complementarias al evento pero igualmente importantes: recursos técnicos, personal de apoyo y logística, alimentación, aseo, seguridad, etc.
Esta reflexión invita a tomar una posición crítica frente al quehacer de diseñadores y publicistas. Con todo el respeto posible, no podemos dejar la responsabilidad de nuestro trabajo a terceros, nosotros conocemos completamente la intención de la marca y el peso que un error podría tener en el nombre de esa marca. Terceros no estarán jamás en capacidad de hacer lo que nosotros hacemos, de reflexionar frente a un proyecto y darse cuenta que no están entregando medallas, le están entregando un reconocimiento, un premio, un sueño para muchos... quien hace medallas no lo entiende, quienes vendemos y fabricamos ilusiones en un envase de helado sí sabemos de qué se trata.
Es hora de comprometernos con nuestros clientes, sus proyectos y por supuesto con nuestro gremio.