Hoy venía por una de las carreteras de Antioquia cuando me encontré en camino con dos mini cooper: uno convertible el otro tipo utilitario, algo que me sorprendió pero me permitió abrir el tema con claridad.
Cuando las marcas evolucionan en el tiempo, lo hacen pensando en sus seguidores, en los clientes fieles que construyen sus marcas a través del comportamiento natural que ejercen con los productos o servicios, y que si son bien leídos por las compañías, son la muestra perfecta de información sobre cómo deben evolucionar.
Una marca como Mini Cooper es una marca de culto, al igual que Vespa e incluso Volkswagen Escarabajo, son marcas que con sus productos han formado generaciones de consumidores que no cambian su amor y fidelidad por la marca, aunque sus necesidades tienden a variar, y es aquí donde las marcas deben adaptarse sin perder ese elemento que las convirtió en el amor de los clientes.
Un Mini Cooper es un automóvil especial, cargado de diversión desde su exterior, con un excelente desempeño y con mucha personalidad, lo que permite que muchas personas se identifiquen con ellos. Tienen grandes ventajas pero a la vez grandes limitaciones: hoy hablábamos de como al ser un auto 2 puertas en su línea tradicional, no era un auto familiar; estaba entonces condenado a jóvenes solteros o parejas sin hijos? iba a morir en este nicho que es tan fluctuante como grande? tendría una muerte segura en países latinoamericanos donde aún se sueña en familia? Todo esto pudo haber pasado con la marca, pero una lectura correcta del entorno les permitió "perseguir" a toda velocidad a sus consumidores.
Basándonos en el entorno presentado es posible entender la aparición de Mini Cooper S Countryman, una versión del Mini Cooper de culto en una versión más grande, 4 puertas, del estilo "utilitario"; una mini camioneta que complementa de manera perfecta la oferta de Mini Cooper y más allá de eso, permite no perder a los consumidores de tradición.
Con este simple detalle de producción de vehículos, la marca logra hablar a un público fuerte que cada día toma fuerza en el mundo, especialmente en países Latinoamericanos, donde la crisis económica no ha golpeado tan fuerte y las familias no paran de crecer; así una marca que es de culto y que estaba dedicada a solteros o solitarios extraños (pensando en Mr. Bean) entra a hablarle a un mercado interesante, creciente sin perder su estilo y personalidad.
Es así como las marcas deben entender su mercado y evolucionar con él si su oferta lo permite; Volkswagen Escarabajo podrá no tener una camioneta (pasaría de escarabajo a escorpión o una cosa así!), pero entendió que la marca era divertida para los jóvenes! Lo fue desde los 60's como el primer auto de muchos hippies y volvió a serlo a finales de los 90's con el New Beetle, una versión "modernizada" del eterno escarabajo, que aún se ve rodar por las calles con el espíritu libre de los 60's.
Vespa por su parte no discute con la modernidad, no le interesa! Es una marca nostálgica, romántica, muy italiana, enamoradiza dirían muchos, pero eso sí, enigmática y juguetona. Estas motonetas volvieron pero desde la raíz, desde su origen mostrando que son las eternas clásicas, motos con personalidad única porque cada dueño se la imprime. No necesitan nuevos motores, nuevas llantas, nuevos materiales; sólo requieren un poco de pintura, mucho diseño y una persona con la misma personalidad que no tema decir "Back to the Basics". Eso la vuelve una marca inmortal.
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