Esta tarde me encontré con esta pregunta planteada por mi prima, quien ha trabajado en el sector turístico de la región antioqueña por muchos años, su planteamiento me hizo pensar y de ahí genero este post. Quiero aclarar que es un postura personal fundamentada en marketing y algunos trabajos académicos que he desarrollado sobre el tema del turismo.
América Latina es una región rica en recursos agrícolas, de ahí que gran parte de su sustento económico se derive de esta actividad, sin embargo, los avances tecnológicos de otros países han hecho que el éxito no sólo se trate de mano de obra campesina sino de excelencia en los procesos, donde el desperdicio es mínimo, el esfuerzo también se reduce y la producción se maximiza, incluso a costa de la calidad y salud de los productos ofrecidos.
Cuando un país no tiene la capacidad económica para desarrollar tecnologías como algunos países europeos e incluso norteamérica, pero tampoco tiene el interés en que su población se dedique simplemente a recoger productos del campo, desarrollar habilidades en el campo del servicio es la mejor opción, no sólo porque prepara a las personas a un mejor futuro, sino que cada día puede reinventar sus procesos y ofertas para ser cada vez más atractivos, de lo contrario, cómo podría competir Colombia con la producción de papa que tiene Estados Unidos por ejemplo? (independiente de los tratamientos químicos que ellos realicen)... una papa siempre será una papa, un servicio puede evolucionar y convertirse en la piedra angular de toda una economía.
Pensar en temas de turismo o de agricultura indiscutiblemente lleva a pensar en sectores económicos fundamentales para una región, sin embargo hay unos que son más productivos que otros según la zona y el potencial de desarrollo que se tenga.
América Latina es una región rica en recursos agrícolas, de ahí que gran parte de su sustento económico se derive de esta actividad, sin embargo, los avances tecnológicos de otros países han hecho que el éxito no sólo se trate de mano de obra campesina sino de excelencia en los procesos, donde el desperdicio es mínimo, el esfuerzo también se reduce y la producción se maximiza, incluso a costa de la calidad y salud de los productos ofrecidos.
Colombia y en especial la región andina, donde está ubicada Antioquia, son zonas especialmente agrícolas (además de otras actividades que no superan la producción del campo); la mayoría de la población se encuentra en zonas rurales y sustentan sus ingresos del trabajo en el campo, una labor loable pero que no genera recursos más allá de los básicos y que cada día encuentra competencias más fuertes a precios insuperables (gracias a las economías de escala de los países más desarrollados técnicamente).
Es entonces cuando analizo la pregunta de mi prima y me pregunto a la vez: "¿Es posible aún plantear este tipo de cuestionamientos?"... al parecer, algunos aún lo hacen. A qué me refiero?
El mundo está dividido en países industrializados (conocidos como el Primer Mundo o países "Desarrollados"), con niveles tecnológicos muy altos de desarrollo en maquinaria, tecnología, sistemas, software, etc. que dan posiciones de ventaja en la sistematización de procesos y producciones en masa.
Otros países son de corte productivo (países del Tercer Mundo o en "Vía de Desarrollo"), y se encargan de generar las materias primas para la generación de la tecnología en otros países, dentro de este grupo se encuentran también los países agrícolas, que en pocas palabras, ayudan a producir mano de obra y materiales básicos para la producción de futuros bienes industrializados.
Y existe un tercer grupo que está tomando cada vez más fuerza, se trata de los países enfocados en SERVICIOS, son países que no tienen el capital económico para ser "desarrollados" (como la palabra se entiende) pero tampoco tienen el atraso tecnológico o social para estar entre los países "tercermundistas", es aquí donde los países de esta línea se enfocan en ofrecer turismo, desarrollo de software, desarrollo cultural, formación educativa, etc... de una u otra forma, ofrecen intangibles que vuelven más atractivos los productos tangibles de primer y tercer mundo, a este grupo selecto debe enfocarse Colombia.
Cuando un país no tiene la capacidad económica para desarrollar tecnologías como algunos países europeos e incluso norteamérica, pero tampoco tiene el interés en que su población se dedique simplemente a recoger productos del campo, desarrollar habilidades en el campo del servicio es la mejor opción, no sólo porque prepara a las personas a un mejor futuro, sino que cada día puede reinventar sus procesos y ofertas para ser cada vez más atractivos, de lo contrario, cómo podría competir Colombia con la producción de papa que tiene Estados Unidos por ejemplo? (independiente de los tratamientos químicos que ellos realicen)... una papa siempre será una papa, un servicio puede evolucionar y convertirse en la piedra angular de toda una economía.
Volviendo a la pregunta original "Turismo o Agricultura", pienso que el turismo genera elementos valiosos no sólo para los turistas, sino para los lugareños: educación, cultura, empleo, arraigo, tradición, orgullo y por supuesto, sustento económico.
Cuando una región descubre su potencial turístico y lo sabe manejar logra el reconocimiento regional y nacional, invita a que nuevas personas se acerquen a la zona, genera la necesidad en la población de educarse y mejorar su presencia, se da una sana competencia entre diferentes poblaciones, cada día se reinventa la forma de exaltar la cultura, los valores que antes se consideraban obsoletos ahora son motivo de orgullo para mostrar... y por supuesto, la producción agrícola de la zona toma un nuevo matiz y un simple jugo de fruta se convierte en parte del atractivo turístico de la región.
Sin embargo hay que tener precaución que el interés en lo turístico no se convierta en la "nueva fiebre de oro" que trajo consigo mafias, prostitución e ilegalidad; esto será inevitable, pero cuando la inversión en balnearios se refuerza con inversión en escuelas, no se opaca el crecimiento por los intereses de pocos.
Insisto, por más que un producto agrícola se cultive con amor y dedicación en nuestras tierras fértiles, jamás tendrán más valor que uno cultivado en un laboratorio europeo, así somos nosotros como consumidores, pero un servicio prestado con el mismo amor y dedicación se convierte en muchos valores adicionales que se trasladan al servicio en sí y le permiten evolucionar: un tomate no ha variado desde hace siglos, el turismo en las regiones cada día crece y evoluciona involucrando a más y más personas, es tiempo de reflexionar.
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