Porter es conocido por sus teorías en el mundo de la estrategia corporativa, especialmente por el Modelo de las 5 Fuerzas y el Diamante de Porter, ambas fundamentales en la formación administrativa.
Con Monitor, grandes expertos asesoraban compañías para sobrevivir las diferentes crisis que han ocurrido en el mundo, especialmente la ocurrida en Norteamérica a mediados del año 2008, de donde ellos también fueron salpicados.
Con altos niveles de endeudamiento e incluso aportes a capital de sus propios recursos se comenzó a ver la caída de la gran empresa de consultoría estratégica; pero el problema no fue de dinero, fue de visión.
Algunos analistas critican lo empírico de los modelos de Porter, que sin fundamento científico en análisis del consumidor, se dedicaron a teorizar la relación competitiva pero no vieron más allá, como por ejemplo las fluctuaciones del cliente como gran ente que realmente moviliza las fuerzas competitivas. Este fue parte del fracaso de la megaconsultora.
Su problema en los modelos es que aún presenta un nivel de ambición desmedido, donde no sólo se buscan equilibrios económicos, sino obtener mayores ganancias sin mediar las consecuencias, esto obviamente, afectando la relación con el cliente. Así, ni la compañía ni el mercado tienen opción, pero la realidad es que todos tienen un límite (especialmente los mercados), y si éste afecta el desempeño consciente del consumidor, se pierde la relación inmediatamente.
El principal problema de Monitor es que no ubicó al cliente como eje central de las estrategias propias y de sus asesorados, por el contrario, sólo los veía como elementos para obtener ganancias económicas.
En un mundo globalizado actual esta ecuación ya no tiene fundamento. Cada vez las empresas buscan más el trabajo en sinergía con el mercado objetivo, procurando ganancias pero para ambas partes! De nada sirve que la compañía crezca si sus clientes no sienten el mismo beneficio para ellos.
Al parecer, la prepotencia y falta de visión hacia las verdaderas necesidades de mercado exigentes y conocedores, hizo que grandes firmas desestimaran el trabajo de Monitor y continuaran con el apoyo de otras consultoras que no tuvieran tantos "expertos reconocidos", sino profesionales que lograran darle un toque científico a sus postulados. "Eran académicos a tiempo parcial que se comprometieron a buscar soluciones de negocios sólo mediante el estudio de las cifras. Fueron hombres en busca de soluciones a los problemas financieros que requerían respuestas del mundo real" fue la apreciación del columnista de Forbes Steve Denning.
Con esta lección se aprende que:
- No se trata de complacer a los CEO en su necesidad de reconocimiento de estrategias, se trata de reconocer las verdaderas necesidades del mercado y atenderlas.
- No se trata de sólo "teorizar" las relaciones con los mercados, se deben validar desde el análisis científico de las reacciones y condiciones cambiantes de los mercados.
- No se trata de rendir "Culto a los llamados expertos" como dice Will Hopper (The puiritan gift), se trata de abrir el espacio al debate y al análisis a los mismos consumidores que cada día entregan lecciones a las grandes corporaciones sólo con verlos ir al mercado.
Es hora de analizar de donde vienen nuestras estrategias como marcas (grandes o pequeñas); todo debe partir del verdadero entendimiento del mercado más allá de lo evidente. Hay que tener claro que nadie conoce mejor nuestros negocios que nosotros mismos, pero también hay que valorar que muchos expertos conocen "la calle" como nadie mejor lo haría.
Básicamente se requiere CONOCER y RECONOCER ese mercado que está afuera, jamás darlo por entendido, jamás despreciarlo o demeritar su poder porque son ellos quienes, sabiendo o no lo que quieren, determinan lo que será exitoso en el mercado.
Definitivamente esta vez fue "David" quien destronó a Goliat y todas las megaconsultoras que tenía detrás. Cuando el cliente descubre su potencial, puede acabar con lo que desea... y eso que en la mayoría de los casos, pensamos que nosotros tenemos el control.
Buena suerte para Porter, ojalá esto nos quede de lección a quienes nos hemos aventurado en el mundo de la consultoría.
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