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viernes, 13 de julio de 2012

LAS MARCAS PROPIAS O BLANCAS CRECEN A NIVEL NACIONAL


En verdad creo que para nadie es una sorpresa esta noticia, pero sí el motivo que ha llevado al crecimiento de este sector productivo.

Para contextualizarnos, las marcas blancas son una tendencia de consumo que tomó fuerza en Estados Unidos, donde las grandes cadenas de consumo masivo sacaban productos con su marca (marcas propias) o con marcas que eran manejadas directamente por ellas (marcas privadas). Estos productos se caracterizaban por ser de bajos costos frente a las grandes marcas comerciales y ofrecían beneficios funcionales muy similares a las de las marcas reconocidas. Obviamente, por ser marcas sin reconocimiento comercial, su calidad estuvo siempre en evaluación, sin generar los mejores resultados.



Desde hace varios años esta tendencia de consumo llegó a Colombia, de la mano de marcas como ARO de Makro, EKONO y EXITO de Almacenes Éxito y 1 de Carrefour. Estos productos eran principalmente de la canasta familiar básica, con granos, azúcar, aceites e incluso algunos artículos de aseo.




En un principio estas marcas se consideraban una solución a necesidades de ahorro de la población y así lo veían los consumidores, como un producto económico cuya calidad no debía ser superior, por eso la entrada fue tímida y la desconfianza generalizada. Con el paso del tiempo, las grandes superficies entendieron que se trataba de un tema de desconocimiento sobre la calidad y procedencia de los productos (se rumoraba que los productos de marca propia era lo que sobraba de producciones de grandes marcas).


A medida que el país fue creciendo en economía y estrategias de marketing, las grandes superficies implementaron (y aún hoy lo hacen) estrategias de conocimiento y prueba de producto, donde no sólo presentan las ventajas de estos, sino que explican los procesos de producción y evaluación que tienen con sus proveedores. Ha sido tal la evolución de este concepto en Colombia, que las marcas propias y privadas han pasado de ser considerados productos para personas de escasos recursos a una alternativa económica para obtener calidad y funcionalidad. Incluso muchos de estos productos atienden necesidades de mercados premium con productos importados o especializados.


En este momento la economía del ciudadano común pasó de buscar el ahorro por el ahorro a buscar economía real, donde se obtienen grandes beneficios a precios razonables.


En muchos casos he hablado que los consumidores actuales no se basan en el precio como el factor determinante de compra y esta tendencia lo ratifica: En un principio cuando los precios eran bajos pero el producto no evidenciaba ningún beneficio más allá de su función básica, los consumidores los veían con recelo (a pesar del precio bajo); ahora estos productos no sólo tienen precios bajos, sino que hablan de calidad, variedad, innovación e incluso estilo de vida (con marcas nicho).


Si bien el precio ayuda a tomar la decisión de compra final, no es determinante incluso cuando se trata de productos de consumo. Para el consumidor promedio "lo barato sale caro" y la tradición de consumo en Colombia respeta y prefiere sus marcas tradicionales. Sin embargo, el buen trabajo de las marcas y organizaciones para dar a conocer los beneficios de sus productos ha hecho que este mercado crezca a niveles iguales e incluso superiores que las marcas tradicionales.

Colombia está muy cercana a igualar el consumo de marcas propias que tiene Estados Unidos, muy por encima del promedio de la región.


Esto nos permite entender que si un producto no está respaldado por una gran marca de tradición debe respaldarse a ella misma a través de la comunicación de sus beneficios, ofreciendo siempre calidad, variedad, innovación y solución práctica a necesidades del mercado.

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